martes, 1 de octubre de 2013

Mr. Heisenberg y Dr. White

Una de las mejores series que se han realizado hasta el momento ha llegado a su fin. Una de las mejores series, sí, no sólo por su magnífica realización, con planos imposibles y un magistral uso del lenguaje audiovisual, sino también por su increíblemente bien estructurado guión: no hay capítulos de relleno, no hay momentos de aburrimiento, incluso al final, cuando la mayoría de series decaen, Breaking Bad ha mantenido una tensión creciente capítulo a capítulo en su última temporada. Ningún hilo suelto, toda la historia ha estado tan bien entretejida que nos hace pensar que una vez dentro del mundo narco, Walter White no tenía más escapatoria que seguir sobreviviendo. Aunque eso no era del todo cierto.


Era la ley del más fuerte, sí, y Heisenberg no era el más fuerte, pero sí el villano más listo, más inteligente y genial que haya existido nunca. ¿Villano? No, para mí no. Anithéroe, quizá sí. Todo el mundo a su alrededor acabó llamándolo monstruo, pero, ¿qué era lo que le hacía ser un monstruo? ¿en qué momento comenzó a convertirse en un monstruo?

El orgullo: Cuando el orgullo camina delante, vergüenza y daño van detrás. Es un proverbio francés. Es lo que dejó detrás Walter, aunque intentó remediarlo. El orgullo es lo que hizo que Hank volviera a tener la sospecha de que no habían acabado con Heisenberg. Es lo que le hizo volver a ser Heisenberg. Es lo que todo el mundo llevamos dentro en mayor o menor medida. Walter era un genio que nadie había valorado, su increíble inteligencia se veía desperdiciada dando clases en el instituto y lavando coches. Además, su orgullo estaba herido porque sus antiguos compañeros de universidad le habían robado la empresa en una turbia historia de coacción, y de orgullo también, porque Walt dejó esa empresa por orgullo. Así que se convierte en su fuerza destructora y su fuerza creadora.

La vida y la muerte: Walter, finalmente, le confiesa a su mujer que el verdadero motivo de haberse metido en todo esto no era la familia sino él mismo, porque le hacía sentir vivo. Al principio de la historia sí lo hace por la familia, porque realmente se siente ya muerto. Pero después del punto de inflexión donde puede dejar el mundillo y no lo hace, ahí es donde se da cuenta de que le hace sentir vivo. Todo lo contrario que al resto de los personajes: Skyler y Jesse, sobre todo Jesse, se sienten cada vez más muertos por dentro. Y finalmente Walter busca su muerte en su preciado laboratorio, un final perfecto para que descanse en paz y nosotros no sintamos esa sensación de final triste, porque en el fondo, es un final feliz, donde Walter finalmente dejaría de luchar contra la muerte y su cáncer.

El mal: Breaking Bad siginifica volverse malo. Todos los personajes se ven atrapados poco a poco por su lado oscuro a medida que transcurre la historia. Las circunstancias y la ley del más fuerte en el mundo del narcotráfico hacen que Walter se vea obligado a hacer cosas horribles, pero no es mala persona, lo hace por necesidad (parafraseando a Hanna McKey de Dexter, hay gente que suma y gente que resta, es lo que hacía Heisenberg) aunque acabe pareciendo un monstruo. La conclusión es que, quien se mete en el mundo de las drogas, no sale sin pasar antes por el infierno, y en ese transcurso, o mueres o te conviertes en un demonio.

No puedo evitar ponerme de parte de Walter White y excusar u olvidar las cosas malas que tuvo que hacer, quizá porque me encandila su inteligencia y me frustra que su genialidad pasara desapercibida en un mundo "normal". Vince Gilligan ha sido un maestro creando a un personaje tan complejo y polémico como Walter White y una trama tan bien elaborada. Las series suelen parecerme una enciclopedia de la psicología humana, porque saben sacar en forma de personajes lo mejor y lo peor que llevamos dentro. Puede que mi parte malvada y orgullosa sea la que se siente identificada con Heisenberg. Porque, en resumidas cuentas, todos tenemos un Mr. Hyde dentro, aunque nos empeñemos en mostrar sólo al Dr. Jekyll. ¿Es posible que la verdadera genialidad sólo se muestre liberando al monstruo que llevamos dentro?



Naiara


2 comentarios:

  1. ¡Que gran serie, que gran final! Después de 7 capítulos intensos, llegamos a una finale más reposada, donde se cierran todas las tramas. Vemos a Walt tratando de enmendar lo que ya no tiene remedio, sincerandose con Skyler, sintiendose orgulloso de lo que ha hecho, salvando a Jesse para que pueda comenzar de nuevo.
    He leido por ahí que Breaking Bad tiene un aire de Western, ahora que sigo repasando en mi mente lo acontecido creo que tienen razón, esa escena de Walt y Jesse cara a cara, diciendole hazlo, parece un duelo del oeste, pero esta vez sin conclusión.
    La posible moraleja de la serie podría ser: El que hace el mal, acaba pagandolo. Y eso que yo pienso como tú, Walt no es malo, no es el villano de la serie.
    Al contestar a mi comentario sobre la reseña que hiciste de Dexter, preguntaste si me gustaba Breaking Bad , pues ya ves que si, junto con Dexter son/eran mis series favoritas y aunque de forma dispar las dos han terminado.
    Nada va a ser igual sin estos dos. Pero estamos viviendo la era dorada de las series y queda mucho que ver, seguro que habra alguna que nos reuna para comentar las sensaciones que nos provoca.
    Estupendo artículo.
    Un saludo.

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    1. ¡Gracias Alberto por tu comentario! Es interesante eso de que Breaking Bad tiene algo de western, la verdad es que ha dado para todo tipo de interpretaciones y comentarios por la red, incluso se han escrito ya unos cuantos libros al respecto de esta serie.

      Nosotros hemos decidido que, aunque haya acabado, seguiremos haciendo post sobre ella y otras series de estas que se convierten en obras maestras. Es cierto que vivimos en una época dorada de las series así que estamos seguros de que volveremos a disfrutar tanto como lo hemos hecho con Dexter y Breaking Bad, aunque ahora nos quede un pequeño vacío dentro...snif!

      Un saludo!!

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